La noche del viernes 5 de marzo en la ciudad de Pátzcuaro Michoacán, se celebrará la primera exposición personal del artista belga Christophe Carlier en México. El Antiguo Colegio Jesuita, hoy casa de la cultura de la ciudad será la sede de esta muestra de pintura abstracta.
C. Carlier (Mol, Bélgica. 1978), se ha especializado en los campos de la pintura, grabado y la música. Su formación en estas artes ha sido en su país natal, la Escuela de Bellas Artes de Namur, y la Escuela de Bellas Artes de Tournai, Christian Rolet su maestro; así como diversos talleres multidisciplinarios. En consecuencia ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas desde el año 2000.
En esta exposición se mostrarán cuadros de diversos formatos, con pintura vinilica y acrílica sobre tela. El tema que abordan estos espacios de expresión no son concretos, el mejor término, espontáneos. La obra de C. Carlier, en su gran mayoría es de orden figurativo con una libre compañía de recursos abstractos, sin embargo, este es su primer trabajo netamente abstracto.
Es fácil para la vista contemplar objetos y reconocerlos rápidamente por sus formas, colores y utilidad; mensaje que llega instantáneamente a nuestra mente para pensar o decir “es un carro”, “es una taza de café” etc. Lo mismo pasa cuando nos encontramos ante una pintura de caballete, una escultura, un monumento arquitectónico, una instalación, una obra de arte.
De ser sencillamente transeúntes que vamos de un lado a otro, pasamos a ser los contempladores de la obra de arte, me gusta más receptores. Sin premeditarlo, como tales, somos la última fase del proceso creativo, somos quienes recibimos el mensaje, la intención y la energía emanada del artista a través de su obra.
Esto no significa que el receptor siempre comprenda el mensaje, tal cual se ha pretendido expresar. A veces va más allá, a veces forma otros caminos de interpretación muy personales o echa un ligero vistazo y se marcha sin ninguna intención de cavilar. El arte figurativo facilita muchísimo esta labor de contemplación-percepción, pues automáticamente la vista y la mente identifican las formas y por ende el mensaje, pero, ¿Qué hacer ante el arte abstracto?
La abstracción es la completa oposición a la figuración, rechaza la forma estructural organizada para dar vida al gestualismo espontáneo, es el medio ideal para manifestar lo que se conoce como la “mitología individual” del artista sobre temas infinitos. El automatismo, la espiritualidad, la psicología, las vivencias, el existencialismo, la contemplación, el horror, el dolor, etc. Son los motores del arte abstracto.
En la obra de C. Carlier, estaremos ante una abstracción lírica regida por la creatividad intuitiva, alimentada por la espontaneidad, el juego de azar y la improvisación de la forma y el color. Características producto de su primer viaje a México (julio-agosto 2008) y de las circunstancias personales que vivía en aquel momento.
La obra que se expondrá fue hecha en Bélgica, inmediatamente después de su primer viaje al país. En ellas muestra inspiración en las características del país, sin embargo, no son hechas con esa concreta intención. Se puede decir que lo vivido en México despertó una fuerte energía y motivación por crear, hacer planes de vida y regresar a México por tiempo indefinido.
Las obras fueron hechas con considerable rapidez (aproximadamente dos meses) y hablan sobre una urgencia de ser y deshacerse de aquello que al artista comienza a pesarle y nacer, como el ave fénix, de sus propias cenizas. Como perceptores seremos testigos de un mundo plagado de colores primarios en su mayoría cargados de gran intensidad y presencia. Colores a los que C. Carlier da vida gracias a su manipulación, creando formas cromáticas con volumen, articulación, geometrismo y espontaneidad, usando recursos como la difuminación, el juego y derivados de técnicas artesanales como el Batik (Senegal, Indonesia) transformados y adaptados en su pintura.
Los colores se tornan como paisajes donde suceden muchas cosas, donde aparecen máscaras, rostros, cuerpos y presencias “invisibles”, donde se une el agua, la tierra y el cielo, donde la luz y la vida colman la mirada y llenan de energía. Aún así existe una presencia, algo que siempre esta debajo, oculto bajo la viveza del color, una sombra, algo inquieto que no permite que tanta luz sea plena.
Sus cuadros se componen de dípticos, trípticos e individuales. Los dos primeros gozan de la peculiaridad de ser manipulables y de que se pueda interactuar con ellos usando los colores como referencia y colocarlos en distintas posiciones logrando mirar en cada cambio cuadros distintos.
PROYECTO MMX1, hace referencia a los números romanos y aluden al año 2010, pero también nos habla del trabajo que Carlier planea realizar en México, las siguientes exposiciones que seguirán de este continuarán la numeración. Sean bienvenidos a Proyecto 2010 México.
Ireri María Campoy García
Febrero 2010